Jesuitas Burgos ha creado este curso una Comisión de Innovación, un equipo de trabajo con el que gestionar y ofrecer nuevas ideas para continuar con el cambio educativo iniciado por el centro. “Necesitamos nuevos métodos para atender debidamente a los alumnos”
El Colegio La Merced y San Francisco Javier de Burgos está comprometido y muy involucrado desde hace ya varios años en un proceso continuo de innovación educativa. Los Jesuitas de Burgos quieren “responder los nuevos retos y no quedarse anclados en una educación del siglo XIX”, comenta Javier Pérez de la Canal, su director.
Tanto es así que el centro ha creado este curso una Comisión de Innovación, con una coordinadora, Rosa María Martín, que define como objetivos de este grupo el “aportar ideas al equipo directivo, ayudarse unos a otros, poner en práctica métodos que luego se comparten, realizar formación, convencer al profesorado y aprender a gestionar el aula con el nuevo rol que tiene ahora el docente en un aula con nuevas metodologías”, explica. “Nos falta perder el miedo para empezar”, añade.
La apuesta de Jesuitas Burgos por la innovación llega por sus ganas de adaptarse a lo que solicitan las familias y la sociedad. “Entendemos que es necesario un gran cambio pedagógico, en el que el alumno sea el protagonista de la enseñanza y en el que el profesor tendrá un rol más complicado que antes porque tiene que acompañar y acercarse a cada alumno en ese proceso”, analiza Javier Pérez. “Y si queremos eso tenemos que darnos cuenta que cada alumno tiene una distinta manera de aprender, como en las inteligencias múltiples. Está claro que la clase magistral no tiene sentido, no debe ser el modelo”.
Llegan al cambio educativo para “adaptarse a los nuevos tiempos”, dice Rosa María Martín, “ya que los alumnos de ahora difieren bastante de los de hace 15 años. El mundo va muy deprisa y hay que renovarse”, comenta. Pero también tiene claro que no puede hacerse sin un plan: “La innovación no debe seguir las modas sino que se debe llevar a cabo porque necesitamos esa reforma educativa para atender debidamente a los alumnos y trabajar la educación integral, que es el principal objetivo del centro”.
FORMAR PERSONAS
Un aspecto crucial en el que incide el director del centro. “El proyecto más importante de innovación pasa por centrarse en las personas, en entender al alumno, en quererle, apoyarle y acompañarle. Sin eso no sirve de nada la tecnología o los cambios metodológicos. Nuestro objetivo es formar personas, con valores, críticas, que piensen”, argumenta Pérez de la Canal.
Con estos cimientos, el proceso de innovación educativa se fundamenta en las ideas que surgen del equipo directivo, de la propia Comisión de Innovación y del resto de docentes. “Les pedimos a todos que soñaran con el colegio que querían, y de ahí salieron un montón de ideas”, dice Javier, “también del documento de Jesuitas España en el que se recoge lo que la institución entiende por innovación educativa”.
Y para Jesuitas ¿cómo debe ser el equipo docente de un centro innovador? “Un equipo que crea en la innovación y que entienda que lo que hacemos no es por moda sino que realmente forman los cimientos de nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje, con todos los cambios que implican. Debe ser un equipo motivado, que trabaje bien en equipo y, con personas líderes que guíen esos equipos”, enumera Rosa María Martín, la coordinadora del equipo de innovación.
TRANSFORMACIÓN FÍSICA
La transformación del colegio en nuevas metodologías lleva también a una futura remodelación física de las aulas. “Parece claro qué modelo queremos para las aulas: trabajo por proyectos, colaborativo, utilización de tablets… Pero claro las aulas deben también adaptarse a esto por lo que vamos a hacer modificaciones físicas. Lo iremos haciendo poco a poco, empezaremos por primero de la ESO el próximo verano”.
Las sensaciones que tiene el profesorado de este proceso es positiva, pese a los obstáculos que aparecen. “La carga diaria de trabajo ya es tremenda y esto es un extra que hacemos al margen del trabajo habitual”, comenta la coordinadora. “No podemos quejarnos del claustro que tenemos, son generosos y dan mucho, nadie se niega a trabajar ese extra porque todos vemos las ventajas y la necesidad”.
El principal problema que surge en el equipo de innovación es esa falta de tiempo. “Pero es muy adictivo”, explica Rosa. “No hemos encontrado reticencias en el profesorado, pero hay que entender que hay docentes menos creativos. Nunca ponen trabas pero hay tirar un poco para convencer. También las familias a veces son reacias ya que opinan que hacemos experimentos con los niños. Incluso los alumnos a veces tampoco quieren cambios, ya que las nuevas metodologías también les suponen más trabajo e implicación. Pero es algo minoritario”, añade Rosa.
Otro de los obstáculos está en las trabas a la innovación del sistema. “Estamos hartos de tanto cambio legislativo y estar encorsetados”, dice el director. “El Gobierno habla de que la innovación es positiva pero después nos coartan. Deberían dejar más autonomía a los centros”, argumenta Javier Pérez. “Se dice que se apuesta por la innovación, pero no con presupuesto ni medios, al final la pagamos cada centro y con el trabajo extra de cada docente”, dice Rosa.
RESULTADOS ALENTADORES
El Colegio La Merced y San Francisco Javier de Burgos ya es capaz de evaluar algunos de sus cambios como es el caso del bilingüismo. “Llevamos ya diez años de bilingüismo y ahora tenemos muy buenos resultados con los alumnos, pero son diez años de trabajo, de formación de profesores, de ganar experiencia… Y cuando ahora vemos las ventajas nos animamos más a seguir innovando”, dice Rosa. “En idiomas hemos avanzado muchísimo, con un nivel muy alto de los alumnos. El centro apostó por ello y continuamos creciendo”, afirma Javier.
Pero esos resultados académicos son solo una parte de los objetivos de la innovación. La más importante es educar personas honestas y críticas, pero también que los alumnos se sientan protagonistas. “Me quedo con que los alumnos valoran mucho que les dejemos ser protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. Les cuesta porque no es fácil, es exigente para ellos, pero a la larga lo valoran mucho”.
Además, se da una paradoja con todo esto en un sistema todavía anclado en el pasado. “Vivimos la paradoja de que nuestros alumnos de ESO ya están pendientes de la selectividad, al igual que los de Bachillerato, todo lo contrario a lo que predicamos con métodos nuevos de aprendizaje. Es un poco absurdo porque al final de la etapa educativa obligatoria se exige una nota y superar un examen”, se queja Rosa. “Pero, dónde queda la parte de valores, la parte humana? nuestro centro quiere hacer de nuestros alumnos personas honestas, pero ellos me preguntan ¿y eso cómo se mide en selectividad?”.
Por último Jesuitas Burgos también ofrece algunos consejos a los colegios y centros educativos que estén planteando nuevos cambios en su forma tradicional de enseñar. “Que no tengan miedo y que arriesguen, el que no cambia se encorseta y se apolilla”, dice Rosa. “Trabajar en equipo y apoyarse unos a otros, y un liderazgo importante para involucrar a todos. Y no conformarse con los buenos resultados”, concluye Javier Pérez.