Los centros de Castilla y León que pertenecen a la asociación de colegios católicos concertados celebran su día el 11 de marzo de 2020 con varias actividades conjuntas. Los mensajes #Educarparalavida y #SoyEscuelaCatólica servirán para unir a todos los centros educativos de la Comunidad
Las escuelas concertadas católicas no son un ente singular sino que es una comunidad en la que participan muchas personas: alumnos, profesores, familias y los propios centros e instituciones religiosas que los conforman.
Su servicio a la educación contribuye enormemente al desarrollo de la sociedad, a través de la escolarización en todas las etapas, la promoción de la igualdad de oportunidades, la libertad de elección de enseñanza, los valores humanos y cristianos, la defensa de una educación de calidad e innovadora y una escuela inclusiva pionera en la atención a la diversidad. Escuelas Católicas Castilla y León realiza una gran labor social y sigue siendo un pilar fundamental que garantiza la oferta educativa en toda Castilla y León.
Los colegios concertados católicos de Castilla y León son un referente en la educación de la comunidad cuyo servicio público y labor social son dignos y necesarios en una sociedad plural, en la que la oferta educativa también debe ser plural. La educación concertada católica lleva muchos años contribuyendo al desarrollo de la sociedad gracias a la confianza depositada por las familias, que pueden elegir este tipo de centros con libertad.
Desafortunadamente el desconocimiento sobre este tipo de educación provoca que algunos sectores de la sociedad rechace un sistema educativo complementario al público que garantiza la libertad de enseñanza y beneficia a una sociedad es plural, con una oferta educativa también plural.
Es necesario dar a conocer nuestros centros, enseñar nuestra educación y los beneficios de la formación académica y humana que se ofrece en los colegio de Escuelas Católicas. La campaña #SoyEscuelaCatólica tiene como objetivo dar a conocer nuestros valores, nuestros centros y la comunidad educativa que forma parte de Escuelas Católicas.
Formar a los más jóvenes es una tarea llena de entusiasmo que tiene como objetivo primordial dirigir a la plenitud las potencialidades que existen en cada alumno y que tenga una vida plena, en el aspecto profesional, pero también en lo humano, social y espiritual.
Enseñamos a los pequeños a quererse a sí mismos, a reconocer sus propios intereses y motivaciones, a convertirse en un adulto que sea libre y tome decisiones, con sus propios criterios. Educar también es proponer valores y virtudes que les guíen en su camino.
Educar para la vida tiene que ver con el conocimiento de sí mismo y la construcción de una personalidad, pero educar para la vida también nos conduce a la comprensión de vivir juntos, como comunidad y debemos desarrollar mecanismos para aprender a convivir, a comprender nuestra diversidad y nuestras diferencias.
Por eso, los centros educativos, acompañando a las familias, debemos estar listos para preparar para la vida a cada uno de nuestros alumnos. Prepararles para una vida no exenta de dificultades en la que es necesario esforzarse para alcanzar cualquier objetivo personal, humano o espiritual.
Desde el colegio empezamos a construir su futuro y Escuelas Católicas realiza esta tarea con la mejor de las intenciones, buscando lo mejor para ellos. Sabemos que en la difícil tarea de educar siempre podremos mejorar y que de los errores se aprende. Por eso merece la pena dedicar tiempo a actualizar nuestra formación con un objetivo: educar para la vida.
Este año queremos resaltar que nuestros centros educativos son capaces de educar mucho más allá de los libros y los conocimientos prácticos y científicos. Los docentes de nuestros colegios buscan en el interior de sus alumnos y les enseñan el camino hacia su propia felicidad, hacia una vida adulta plena y sustentada en valores.
Por eso en Escuelas Católicas educamos para la vida.
Hoy celebramos el Día de Escuelas Católicas Castilla y León 2020. Y queremos festejar una manera de educar que posibilita a nuestros alumnos formar parte de la sociedad como ciudadanos con capacidad crítica y valores positivos, porque nuestro gran objetivo es… educar para la vida.
Este año queremos resaltar que nuestros centros educativos son capaces de educar mucho más allá de los libros y los conocimientos prácticos y científicos. Los docentes de nuestros colegios buscan en el interior de sus alumnos y les enseñan el camino hacia su propia felicidad, hacia una vida adulta plena y sustentada en valores.
Enseñamos a los pequeños a quererse a sí mismos, a reconocer sus propios intereses y motivaciones, a llevar a plenitud sus potencialidades, a convertirse en un adulto que sea libre, feliz y tome decisiones con sus propios criterios, que tenga una vida plena, en lo profesional, pero también en lo humano, social y espiritual.
Educar para la vida también nos lleva a la comprensión de vivir juntos, como comunidad, y debemos desarrollar mecanismos para aprender a convivir, a comprender nuestra diversidad y nuestras diferencias. Por eso educar también es proponer valores y virtudes que guíen a los jóvenes en este camino.
Por eso, los centros educativos, acompañando a las familias, debemos estar listos para preparar para la vida a cada uno de nuestros alumnos. Prepararles para una vida no exenta de dificultades en la que es necesario esforzarse para alcanzar cualquier objetivo personal, humano o espiritual.
Desde el colegio empezamos a construir su futuro y Escuelas Católicas realiza esta tarea con la mejor de las intenciones, buscando lo mejor para ellos. Sabemos que siempre podremos mejorar y que de los errores se aprende. Por eso merece la pena dedicar tiempo a actualizar nuestra formación con un objetivo: educar para la vida.
Utilizamos las metodologías educativas más adecuadas y las herramientas pedagógicas centradas en el alumno, para generar un proyecto educativo actual, moderno e innovador que tiene en cuenta el desarrollo de la inteligencia técnica, emocional y espiritual.
Todos nosotros, alumnos, familias y docentes, formamos parte de esta gran comunidad que busca la mejoría y el desarrollo de la sociedad a través de una educación de calidad y valores, fundamentada en principios cristianos, y enfocada a conseguir una formación académica y humana completa.
Escuelas Católicas está formada por 180 centros educativos de toda Castilla y León. Sus aulas dan cabida a 100.000 alumnos, niños y niñas que han elegido una educación diferente, una escuela flexible, creativa y cooperativa.
Todos los niños están apoyados por más de 9.000 trabajadores, docentes y profesionales de la educación que han demostrado su pasión, su entrega y su responsabilidad hacia este proyecto educativo único.
Por todo esto, hoy todos los miembros de nuestra comunidad educativa queremos celebrar juntos nuestro día. Para que seamos conscientes de la fuerza de nuestra colectividad, de la importancia de nuestro vínculo y del peso de nuestra responsabilidad con la sociedad.
Debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a este proyecto y saber que todos nosotros formamos parte de algo más grande y que la escuela educa para la vida. Miremos al futuro con ilusión y confianza.
Queremos difundir lo que somos, así que proponemos una campaña en redes sociales en la que nos mostremos y enseñemos los beneficios de pertenecer a Escuelas Católicas. Os pedimos que contéis en una frase lo que es realmente la escuela católica y cuáles son nuestros valores y beneficios. Unamos todos nuestra voz en Twitter, Instagram o Facebook bajo el hashtag #SoyEscuelaCatólica y #Educarparalavida y entre todos consigamos ser reconocidos.
Podéis encontrar más actividades que os proponemos para que celebréis el Día de Escuelas Católicas Castilla y León con vuestra comunidad educativa.
Al servicio de la educación. Las Escuelas Católicas de Castilla y León desempeñan una labor insustituible en la educación, además de ocupan un lugar importante en la elección de educación que hacen los padres para sus hijos. Las escuelas católicas del siglo XXI ofrecen y enseñan valores con un enfoque común de la vida, desde un humanismo cristiano, que construye una sociedad abierta y solidaria.
Los colegios católicos tienen una gran historia, muchos de ellos son centenarios y todos ellos se dedican a ofrecer a sus alumnos una formación integral: conocimientos, fe y valores.
Los centros de Escuelas Católicas están al servicio de la educación y su objetivo es que sus alumnos integren su vida, su cultura y su fe, con una formación que propicie su crecimiento como persona en su relación con los demás y con Dios.
Beneficio para nuestra vida. Es importante animar a los estudiantes a reflexionar sobre los beneficios de la educación católica y la forma en el que la fe, el conocimiento y el servicio que ofrece este tipo de educación les ayudará a lo largo de sus vidas. Escuelas Católicas potencia lo positivo, la creatividad, el esfuerzo personal y el trabajo en equipo en la búsqueda de lo mejor de cada alumno.
El Papa Francisco ya nos dice la importancia que tiene la escuela católica para él. “Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, a la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. Si uno ha aprendido a aprender, esto le queda para siempre”.
Todos nosotros, alumnos, profesores o padres debemos abrir nuestro corazón y nuestra mente al conocimiento y a las relaciones con los demás. En la escuela aprendemos lecciones, pero también aprendemos a compartir, respetar y amar a los demás. Somos mucho más que un colegio, somos un colegio en el que aprendemos a convivir.
Colegios abiertos al mundo. Los centros se sitúan en la vanguardia educativa, con escuelas abiertas en las que se educa desde los valores del Evangelio para que sus alumnos sean competentes, creativos e innovadores, y mantengan un diálogo positivo con la realidad multicultural y plurirreligiosa.
Somos colegios abiertos a todos los que deseen elegirlos, sin discriminación por razones económicas, sociales, religiosas, de raza o de nacimiento. El Papa Francisco también reconoce esa necesidad de los colegios: “Para enseñar hay que amar más a los estudiantes que no quieren estudiar, aquellos que se encuentran en condiciones de privación, los discapacitados y los extranjeros”.
Alumnos, ciudadanos del futuro. Gracias a la formación que se ofrece en las escuelas católicas sus alumnos deben en el futuro usar su talento y formación para el servicio a los demás, comprometerse con la solidaridad, la justicia y la paz y hacer del mundo un lugar mejor.
Colegios, que crean personas justas y honestas. Es necesario resaltar la contribución significativa que las escuelas católicas hacen a la sociedad gracias a su importante papel en la preparación de sus alumnos para convertirse en ciudadanos dignos, solidarios, honestos, responsables, críticos, dialogantes, abiertos y justos.
Maestros abnegados. Dar a conocer a los profesores, personal no docente y otros trabajadores que se esfuerzan cada día en las escuelas católicas.
Es importante reconocer el trabajo de todos ellos ya que son la columna vertebral de un proyecto común.
Familias comprometidas. Los padres y familias juegan también un papel vital en la educación católica. Muchas veces como voluntarios en la escuela, y otras veces en sus hogares, inculcando valores y expectativas de excelencia académica a sus hijos. Es necesario reconocer su labor y contribución al éxito de nuestras escuelas.
Las personas que forman la comunidad educativa, son los protagonistas de la acción educativa de nuestros centros: alumnos, profesores y familias son los pilares de nuestra educación. Los propios centros y comunidades religiosas cierran ese conjunto que forma Escuelas Católicas Castilla y León.
“La escuela es un lugar de encuentro. Se encuentra a los compañeros; se encuentra a los maestros. Los padres encuentran a los profesores; el director encuentra a las familias, etcétera. Es un lugar de encuentro. En la escuela nos socializamos: encontramos personas diferentes a nosotros, diferentes por edad, cultura, proveniencia…”
Papa Francisco