‘El museo de las emociones’, una cadena de favores a través del arte

‘El museo de las emociones’, una cadena de favores a través del arte

‘El museo de las emociones’, una cadena de favores a través del arte
  • El ganador del segundo premio del certamen de Buenas Prácticas Docentes de Innovación Educativa 2023 ha creado una web abierta al público y gratuita en la que pueden acceder a reflexiones y podcast de los alumnos en base a emociones 
  • El proyecto nace de la necesidad de ayuda que los docentes del colegio Marista San José de León vieron en los jóvenes al volver del confinamiento de la Covid-19

¿Cómo ayudar a nuestros alumnos cuando pensamos que tienen algún problema de salud mental? Esa pregunta se hicieron los docentes Jesús César Antolín, Mária de la O González, Judith Alonso, Víctor Córdoba, Carlos Pérez y Arantxa Revuelta del colegio Marista San José de León al volver al centro educativo tras el confinamiento por la pandemia de la Covid-19 y observar el estado anímico de sus estudiantes.

Ante esta necesidad de ayuda nace su proyecto, ‘El museo de las emociones’, ganador del segundo Premio de Buenas Prácticas Docentes de Innovación Educativa 2023 que organiza Escuelas Católicas Castilla y León junto a la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC): “El reto era que no eran los mismos niños que antes de la pandemia, empezaron a surgir en las aulas los ataques de ansiedad, los periodos de depresión e incluso algún alumno con autolesiones”, dice Arantxa Revuelta, coordinadora y diseñadora del proyecto, quien asegura que la necesidad de actuar ya urgía de antes.

‘El museo de las emociones pretende que, navegando a través de una novedosa e interactiva página web y las pinturas recolectadas en ella digitalmente, cualquier persona  pueda dar con los indicios de la solución a sus problemas o preocupaciones a través de cuentos, refranes, canciones o consejos de expertos del ámbito psicológico o psiquiátrico. Además de visibilizar los problemas mentales mediante personalidades o famosos que puedan hacer que los estudiantes se vean reflejados en sus “ídolos”: “Buscábamos parar, encontrar un momento de calma para reconocer las emociones y lo profundo del ser humano”, asegura la profesora.

Navegando por las salas de este museo virtual el alumnado puede encontrar las obras más significativas de la historia del arte, según Arantxa, y seleccionar la que prefiera en el momento. Una vez seleccionada la preferencia, la web le redirige a una pantalla donde se visualiza la escultura o pintura elegida con otros materiales, relacionados con el sentimiento que expresa la obra de arte, que realizan los propios alumnos como por ejemplo podcasts que, según la docente coordinadora, han ayudado a transformar ciertas emociones negativas en positivas. Además, destaca el trabajo en equipo y la prestación de la ayuda natural que sale del corazón de los propios alumnos hacia otros, generando una cadena de favores imparable: “Algunos de los chicos que han participado ya han superado sus problemas mentales y ahora sienten que necesitan ayudar a los que todavía no han salido de ese episodio que, a su vez, confirman que este proyecto les está ayudando a sentirse mejor consigo mismos y avanzar en el camino que se han propuesto”.

Éste es otro de los valores de ‘El museo de las emociones’, su apertura al público de manera totalmente gratuita y sin limitaciones, además de la difusión del mismo a través de las redes sociales y plataformas como Spotify en el caso de los podcasts o grabaciones propias de los alumnos.

La temporización dispuesta para la iniciativa es importante, según la docente, puesto que el alumno sigue un desarrollo vital junto al desarrollo del proyecto pedagógico: primero los alumnos eligen las obras sin tener ningún conocimiento de las mismas, únicamente por las vibras que les transmiten y que, en la siguiente sesión, ponen en común con el resto de compañeros de clase. Aquí se establece la primera apertura de sentimientos ante otros individuos, con idea de eliminar esos estigmas sociales hacia los problemas mentales. Después, se elaboran los guiones para los podcast en los que intervinieron profesores y alumnos de distinto nivel o curso lectivo; para posteriormente pasar a elegir las canciones que acompañan a esas obras de arte y crear la plantilla de cada proyecto o emoción. Por último, se realizó el diseño de la web y la puesta en práctica de los distintos podcast que, actualmente, se acompañan en sesiones de interioridad o “atardeceres” que ya se han incorporado a las aulas de todo el entramado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, ampliando el espectro de escolares que se benefician de este segundo premio de Buenas Prácticas Docentes de Innovación Educativa.

Además de visibilizar la importancia de una cuidada salud mental, y la existencia de la ansiedad y la depresión, entre otras afecciones; con el proyecto los profesores pretendían en un principio buscar recursos accesibles para su uso para los alumnos de la etapa de Bachillerato, aunque posteriormente se dieron cuenta de que la dinámica también funcionaba en otros compañeros del centro y en estudiantes más pequeños que comenzaban a manifestar complicaciones. Igualmente, el proyecto quería aumentar el autoestima de los chicos y adentrarse en lo más profundo del estudiante para que éste aprendiera a reconocer sus propios sentimientos y a tomar conciencia de la realidad social que también incumbía a los compañeros de clase: “Queríamos ser luz y que ellos lo fueran también, acercar las orbas de arte a través de emociones y olvidar la parte teórica, ir más allá”, sonríe meláncolica Arantxa: “Un profesor nunca tiene que brillar como una estrella, tiene que iluminar a los alumnos y a sus propios compañeros”.

Para conseguir todo lo propuesto, se establecieron unos estándares de aprendizaje evaluables como la lingüística; el buscar soluciones o aprender a aprender; en Matemáticas, Ciencia y Tecnología al adquirir habilidades y conocimientos para interpretar las obras de arte del museo; a través de herramientas digitales o TIC que los alumnos han utilizado para desarrollar el proyecto como Google site, los podcast o Genially; en Ciencias sociales y cívicas para comprender la realidad de enfermedades mentales como lo que es, un problema social o en iniciativa y emprendimiento mediante la que los alumnos adquieren una responsabilidad hacia esta realidad que vive la sociedad. El proyecto del colegio Marista San José de León también abarcó otras aptitudes y materias como la conciencia y expresión cultural, eliminando barreras de edades o nivel económico, por ejemplo, ante situaciones de problemas mentales; la conciencia espiritual, en base a un desarrollo de empatía y solidaridad; y las competencias ecosociales y socioemocionales ya que, con una buena salud mental el individuo reacciona de mejor manera ante cambios medioambientales y sociales.

Arantxa Revuelta garantiza los resultados del proyecto son un éxito, tanto a nivel académico como social, puesto que han logrado eliminar la idea propia que tenían los alumnos de “bichos raros”: “Se creían que eran los únicos que vivían una determinada emoción o etapa pero, al ver que es normal y que les pasa al resto de compañeros e incluso profesores, encuentran una puerta o salida a su malestar”. Igualmente, la comunidad educativa marista se ha reafirmado con la realización de la iniciativa de la necesidad que tienen los jóvenes de comunicarse y manifestar sus vivencias y sentimientos, por lo que, desde el colegio se plantean ampliar la página web con otras emociones que afloren en los participantes: “Todo esto es lo que hacen ellos. Ellos son los verdaderos protagonistas de ‘El museo de las emociones’.”