Entrevista | Nacho Gago: "El docente ideal tiene que estar en continua renovación de sus propios conocimientos"

Entrevista | Nacho Gago: «El docente ideal tiene que estar en continua renovación de sus propios conocimientos»

Entrevista | Nacho Gago: «El docente ideal tiene que estar en continua renovación de sus propios conocimientos»

Dos profesores de Escuelas Católicas han sido finalistas en los Premios Educa Abanca, en su edición de 2021. José Ignacio Gago Alonso, profesor de Secundaria y Bachillerato del Colegio Santa Teresa de Jesús de Valladolid, ha quedado en el quinto lugar del listado de mejores profesores de España de los Premios Educa Abanca 2021, en la categoría de Educación Secundaria y Bachillerato.

Otra docente finalista en este concurso y perteneciente a otro centro de Escuelas Católicas Castilla y León fue Sara Díez Bombín, en la categoría de Infantil. Sara es profesora de primero de Infantil en el Colegio Nuestra Señora del Pilar (Valladolid). Ambos docentes superaron la primera criba de 184 seleccionados (de entre 1.178 candidatos presentados al concurso).

ENTREVISTA NACHO GAGO

José Ignacio Gago Alonso es profesor de Secundaria y Bachillerato del Colegio Santa Teresa de Jesús de Valladolid. Ha obtenido un quinto puesto en la última edición de los Premios Educa Abanca 2021 que reconoce a los mejores docentes de España que destacan por sus buenas prácticas en las aulas. José Ignacio logró este gran éxito profesional en la categoría de Educación Secundaria y Bachillerato.

“Haber estado nominado ya es un gran logro, una inyección de energía para seguir trabajando y preparando proyectos. Estoy muy contento”, explica el propio Jose Ignacio Gago desde una de las aulas de su centro educativo. “Me declaro orgulloso y feliz de dedicarme a esta profesión de enseñar”, escribe en su página web personal. “Comprometido y dispuesto a afrontar los retos que conlleva. Ilusionado por la seguridad de ver en cada uno de esos chicos y chicas una esperanza de futuro. Decidido a aportar lo mejor de mí mismo para que sus sueños puedan llegar a convertirse en realidad”, toda una declaración de intenciones y de defensa de la profesión docente.

José Ignacio se declara un docente innovador, curioso y siempre en continuo aprendizaje. Tiene claro que los educadores deben ser muy flexible y estar en constante aprendizaje. Para él la transformación de la educación debería comenzar “por el autoaprendizaje y la autoformación, por las ganas de aprender, de innovar, de enseñar…”, comenta.

Insiste en esta idea incluso cuando habla del concepto de innovación educativa: “Si hablamos de innovación educativa deberíamos hablar de continuar aprendiendo y formando a los docentes, de transmitir lo aprendido a nuestros propios alumnos teniendo en cuenta que los alumnos de hoy no aprenden de la misma manera que nosotros. Somos los docentes los que tenemos que adaptarnos a la manera que ellos necesitan, por eso hay que seguir formándose para llegar a ellos, en nuevas técnicas, pedagogías o tecnologías, etc… Tenemos que conseguir que se enganchen a las asignaturas y a los proyectos”, expone José Ignacio.

También habla de lo que a él le gusta experimentar en el aula: “Me gusta trabajar en el aula por proyectos, sobre todo APS, pero también con proyectos de resolución de problemas, flipped classroom, trabajo cooperativo… parecen novedosos pero ya existían y son muy interesantes para que toda la clase participe en un proyecto o trabajo”.

Nos habla de lo último en lo que está trabajando: “Este año estamos trabajando el reciclado, la limpieza de veredas de los ríos. Los alumnos crearán utensilios para limpiar la vereda del río, y recogerán todos los materiales para después transformarlos y darles una nueva vida a través del reciclaje. La parte teórica incluye el análisis del agua, el conocer cómo es el reciclado del papel o plástico… es un proyecto interdisciplinar e interetapa en el que se implicará a todo el colegio. También participa el Ayuntamiento de Valladolid, la concejalía de Medio Ambiente y AquaVall que nos patrocina con botellas de agua de varios usos para concienciar a los alumnos de no dañar el medio ambiente”.

SU EDUCACIÓN IDEAL

De su propio trabajo en el aula pasamos a sus deseos como docente, y a la educación ideal que él se imagina. “El docente ideal tiene que estar en continua renovación de sus propios conocimientos”, analiza José Ignacio, “tiene que formarse, prepararse, ser empático con sus alumnos, tener paciencia y conocer a todos, estar dentro de su entorno para saber qué le pasa a cada uno y qué necesidades tiene”, añade.

El profesor del centro vallisoletano plantea también unos retos que la educación debería afrontar para mejorar. “La primera es solventar la gran burocracia y papeleo que existe. Se gasta mucho tiempo que no se dedica en lo que realmente importa: la formación de tus alumnos y la tuya propia”, sostiene. “También sería positivo que las propias familias formarán parte de la educación dentro del centro escolar”, afirma el docente que cierra su lista de deseos así: “la disminución de la ratio sería esencial para poder ofrecer una educación integral y una buena educación a los alumnos”. 

En esta línea cuestiona la elaboración y puesta en marcha de leyes educativas: “se utilizan como arma arrojadiza en política. Deberíamos crear una ley única, independiente de quién gobierne, para favorecer a los alumnos, familias, y profesores. No deben ser instrumentos políticos porque lo único que hacen es estropear un país y un país que invierte en educación invierte en futuro”. 

Hay un aspecto de la próxima nueva ley de educación que José Ignacio quiere matizar: el pasar de curso con asignaturas suspensas. “No nos podemos quedar en la espuma del agua del mar, es decir, tenemos que ir un poquito más allá y valorar cómo está el alumno y si tiene las competencias necesarias para pasar de curso. Es el equipo docente el que puede ver eso perfectamente y valorar si en el siguiente curso es capaz de asumir más asignaturas sin necesidad de repetir curso. Aquí sería muy importante la disminución de ratios para que los profesores pudieran estar más pendientes y volcados en ciertos alumnos con mayores dificultades de aprendizaje”, afirma el docente salmantino.

Además, el profesor de Teresianas cree posible compatibilizar la exigencia, la equidad y la integración en las aulas. “Soy partidario de tener exigencia con los alumnos. Pero cada uno tiene un tope. No puedes pedir la misma exigencia a un alumno académicamente bueno que al resto. Cada alumno tiene un límite y ese es el límite que tienes que pedirle pero no a todos el mismo”, argumenta.

También es consciente de la incongruencia que supone utilizar la evaluación continua durante toda la etapa educativa del alumno y pasar a depender de un único examen la llegada a la universidad. “Sí, queremos una evaluación continua en las aulas, pero luego llegan ciertas pruebas que directamente eliminan a los alumnos de su proyecto de futuro”, desarrolla. “Me quedaría con la evaluación continua, con fijarnos en el desarrollo del alumno durante toda su vida académica, no en un único examen. Porque un mal día puede provocar que te cargues tu futuro o tengas que dedicar otro año para poder presentarte y hacer la carrera que querías. Creo que por el camino perdemos muchas vocaciones por este tipo de exámenes tan puntuales. Las pruebas actuales pueden eliminar a muchos de los alumnos más vocacionales”, asevera.