La Esfera Abierta es el proyecto ganador de la séptima edición del Premio de Buenas Prácticas Docentes de Innovación Educativa de Escuelas Católicas Castilla y León, una propuesta realizada en el Colegio San Agustín de Salamanca, creada y desarrollada por dos profesoras del centro, Ana Hernández y Mayte del Bosque. Este proyecto abre al mundo la imaginación de los alumnos de Secundaria en los talleres de Educación Plástica y Tecnología del colegio salmantino, que pueden compartir así su esfuerzo y su arte. El trabajo de los alumnos puede verse en las redes sociales abiertas especialmente para este proyecto, en Instagram, Pinterest y Facebook.
Desde Escuelas Católicas Castilla y León hablamos con las dos creadoras del proyecto: Ana Hernández y Mayte del Bosque.
¿Qué es lo más destacable e innovador del proyecto La Esfera Abierta?
El empleo de las redes sociales como escaparate de las creaciones y proyectos artísticos y tecnológicos de las materias Educación Plástica, Visual y Audiovisual y Tecnología. Explorar la cara amable de este tipo de redes, emplearlas para mostrar algo propio a los alumnos. Todo ello acompañado de una frase, a veces motivadora, otras veces crítica, que sirva de reflexión sobre distintos temas de su realidad cotidiana.
¿Qué busca enseñar a los alumnos?
En primer lugar, busca mostrar sus creaciones. No como simples ejercicios, sino como algo único, irrepetible, que valoramos como pequeñas obras de arte. Buscamos valores cercanos al respeto y la tolerancia a las diferentes manifestaciones de cada uno.
¿Cómo reciben ellos esta propuesta?
Cada día subimos a @laesferaabierta una imagen nueva (con su frase), esto ha creado en los alumnos expectación, sorpresa y emoción. Lo que se traduce, al fin y al cabo, en motivación constante a la hora de afrontar nuevos retos en cada uno de sus proyectos. Creemos muy interesante el compartir cada uno de estos proyectos con el resto de los alumnos y las familias, para así poner de manifiesto la gran diversidad de proyectos que se llevan a cabo en asignaturas tan poco valoradas por las últimas leyes educativas.
¿Qué creen que se ha conseguido después de dos cursos con la experiencia?
Los alumnos han aprendido a valorar el trabajo del compañero de una forma que a ellos le resulta natural: con un like. Como en las imágenes nunca figura el nombre de su autor, lo que están valorando es la obra, dejando de lado toda la carga subjetiva.
En estos dos años se han realizado proyectos de naturaleza muy diferente. Unos con mayor acierto y otros que han servido como base para mejorar y desarrollar nuevas ideas. Cada proyecto es un nuevo reto que plantea a los alumnos múltiples posibilidades y entrena su capacidad para afrontar los problemas que van apareciendo.
¿Qué significa para vosotras la innovación educativa?
No estancarse en lo cómodo, en la repetición. Aceptarse como mente inquieta. Afrontar la educación con motivación y ganas constantes de hacer las cosas diferentes, cada vez a mejor.
¿Qué conlleva esa innovación educativa en el docente, en los centros y en los alumnos?
Como hemos dicho, supone una constante actualización de los materiales, medios e ideas que maneja el docente, para acercarse en la medida de lo posible a los intereses, las emociones y la forma de vivir de los adolescentes de hoy día.
La creatividad de la innovación educativa, ¿está reñida con el aprendizaje, con la rutina de estudiar y el conocimiento?
La creatividad no puede estar reñida con nada. Es catalizadora de todos los proyectos que emprende el ser humano. Sin creatividad somos máquinas que repiten sin pausa los mismos procesos. Nos hace falta una chispa adecuada que dé lugar a algo nuevo, diferente, único… Un destello de luz que nos saque de la monotonía.
Mirando al futuro, ¿cuál es el reto de la educación en la actualidad?
Uno de los retos es tener la posibilidad de incluir en nuestras asignaturas todos esos medios tecnológicos que hay hoy día. Es muy raro que un centro disponga de lo último en Tecnología, demasiados campos que abarcar. Tampoco tenemos claro que estos medios 3.0 sean sustitutos de los tradicionales.
Debería haber más inversión a la hora de impulsar este cambio tecnológico. Es verdad que los centros educativos tienen ahora muchos más medios ahora que hace unos años, pero la tecnología no espera por nadie y muchas veces nos encontramos trabajando con elementos desactualizados porque es imposible avanzar a la par.
¿Desde los centros católicos qué podemos aportar de diferente a la innovación educativa?
Uno de nuestros principales objetivos son las relaciones humanas. Crear buen ambiente de trabajo en clase, fomentar el respeto y ser capaz de compartir las dificultades y alegrías que trae cada uno de los proyectos. Para nosotras es muy importante que los alumnos aprendan a trabajar el arte como un grupo, participando de cada uno de los trabajos de sus compañeros, donde la crítica sea siempre constructiva.
¿Y cómo cree que están respondiendo nuestros centros y sus docentes a este cambio de paradigma en la educación?
Es evidente que se está haciendo muchísimas cosas, pero la mayor parte de las innovaciones no se ven reflejadas en un papel. Es una excepción que te reconozcan con un premio. El trabajo diario del docente en muchos casos es excesivo y no permite mostrar fuera del aula innovaciones que, grandes o pequeñas, son continuas.
Si pudieran cambiar algún aspecto de la educación actual, ¿qué eliminarían, añadirían o transformarían?
Nos parece excesiva la importancia que se le da a determinadas ramas del conocimiento en detrimento de otras que, históricamente, han tenido más peso cultural. Somos nuestra cultura. Sería ideal reequilibrar la balanza de contenidos. Hay materias, como la Música, que han quedado relegadas en favor de materias consideradas instrumentales o fundamentales, cuando en realidad está demostrado que a través de la música y las artes se desarrollan capacidades y sensibilidades más diversas y de forma más profunda. Hace falta más Arte en las aulas para formar personas.