El jurado ha querido destacar la alta participación de alumnos, con las 100 poesías recibidas en la primera edición del Premio de Poesía Religiosa Escolar organizado por Escuelas Católicas Castilla y León y la editorial Santillana. También destaca la calidad de los poemas recibidos en la categoría C, de alumnos de Bachillerato y Ciclos Formativos, por lo que el jurado ha tenido gran dificultad para llegar a un fallo. Por eso, se decidió que esta categoría también tuviera un accésit, tal y como está contemplado en las bases.
Los ganadores de las tres categorías son los siguientes:
Categoría A: (6º Educación Primaria y 1º ESO)
Poema ganador: “Tú, Señor”, de M.G.M. 1º ESO, Colegio San José de Palencia.
Categoría B: (2º, 3º y 4º ESO)
Poema ganador: “El manto y la pena”, de E.V.A. 2º ESO Colegio La Encarnación de Peñaranda de Bracamonte.
Categoría C: (Bachillerato y Ciclos Formativos)
Poesía ganadora: “Por escuchar hoy tu voz”, de O.Y.M.G. 2ºBachillerato, Colegio Apostolado Sagrado Corazón” de Valladolid.
Accésit: “Me respondes”, J.L.A.H. de 2º Bachillerato, Colegio Medalla Milagrosa de Zamora
Señor que todo lo puedes
sácanos de este mal sueño,
el de estos últimos meses
en que no hallamos consuelo.
Señor que nos iluminas
da a nuestra vida esperanza.
Que tu luz nos dé alegría.
Que tu luz nos llene el alma.
Tú, Señor que nos proteges,
abre bien nuestras ventanas
donde el tiempo se detiene
si permanecen cerradas.
Haz que vuelva la alegría,
los abrazos y los besos;
y el celebrar cada día
todo lo que nos queremos.
No nos dejes que olvidemos
todo lo que hemos pasado,
y a los que han dado sus vidas
por cuidar a sus hermanos.
Se muere la tarde,
y la noche llega,
enlutada mantilla
y una saeta.
Se rompe el silencio,
se arrastran los pies,
las voces se alzan
adorando cual fiel.
Se ríe por ella,
por ella se llora,
no importa la muerte
si vida se añora.
Su hijo, clavado,
martirio de espinas,
se siente muy solo,
doliendo suspira.
Lloran sus negros ojos,
y sin querer pensar,
se va muriendo,
buscando a su padre está.
Ya va el hijo alumbrando,
alumbrando la vida entera,
lo llaman en esta tierra,
el Cristo del manto y la pena.
Por escuchar tu voz
solo por escuchar tu voz
mis oídos olvidan los sonidos del mundo,
olvidan el ruido, el silencio,
olvidan la melodía, la cadencia,
solo por escuchar tu voz.
Por escuchar tu voz
solo por escuchar tu voz
mi cabeza olvida las otras voces que la ocupan,
se adelgazan los sonidos que no vengan de ti,
se pierden las palabras que tú no pronuncias,
se apagan los ecos que no te recuerdan.
Por escuchar tu voz
solo por escucharla
mi cuerpo se rinde al vacío de oírte,
mi cuerpo se encoge, se encierra, se calla,
por escuchar tu voz
solo por escucharla, Señor,
por sentir una vez más solo tu voz.
Me preguntas si Te veo,
con mis ojos invidentes,
con mi corazón latente,
en mis cantos de Tu credo,
si Te hablo con orgullo,
si Te veo en el madero.
Te pregunto se me escuchas,
me pregunto si soy bueno,
si el creyente es el enfermo,
¡qué condición injusta!
porque no sé si merezco,
pero aun así Te ruego.
Te lo pido de rodillas,
en la noche yo te siento,
y sanándome en silencio,
Tú me inundas las pupilas,
porque no es ningún secreto,
cuando miro, yo Te veo.
Me has oído eternamente,
has templado mis venenos,
enmendado mi corona,
y guardando mis recuerdos,
me has seguido demostrando,
que Te sigo desde siempre.
Mas pregunto si los cuervos,
no pueden caer a la lona,
¿por qué sufre una persona
que no mira con despecho?
¿por qué arrojan injusticia
y Te culpan sin derecho?
Y respondes “Yo te quiero,
Yo te curo, Yo te veo, Yo te salvo;
Me has pensado en tus victorias”
“Te he tenido en mis tormentos”
hoy me doy cuenta de ello,
hoy me siento más curado.