Ganadores de la segunda edición del Premio de Poesía Religiosa Escolar organizado por Escuelas Católicas Castilla y León y la editorial Santillana.
El jurado ha estado formado por Mercedes González; Rogelio Cabado; José Luis García, jefe regional de la editorial Santillana en la mayor parte de Castilla y León; y Eugenio Rey, responsable del Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas Castilla y León
Los ganadores de las tres categorías son los siguientes:
Categoría A: (6º Educación Primaria y 1º ESO)
Poema ganador: «Teresa, tú mi guía», de C.S.C.A. de 6º de Primaria, Colegio Divina Providencia de Zamora.
Accésit: «Virgen María» de S.P.S de 6º de Primaria, Colegio San José de Palencia.
Categoría B: (2º, 3º y 4º ESO)
Poema ganador: «Tarde oscura» de J.L.S. de 2º de ESO, Colegio Sagrados Corazones de Miranda de Ebro.
Accésit: «El fin de los tiempos» de D.C.B. de 2º de ESO, Colegio San Estanislao de Kotska de Salamanca.
Categoría C: (Bachillerato y Ciclos Formativos)
Poesía ganadora: «De papel al cielo» de C.T.D. de 1º Bachillerato, Colegio Medalla Milagrosa de Zamora.
María es madre de Dios
y también es madre mía
por eso la digo yo
que me llene de alegría.
Le pido que pare las guerras,
que llegue al mundo la paz.
Y que se olviden las penas
de hoy para siempre jamás.
Que a los hermanos de Ucrania
les dé la fuerza y valor
de defender su destino,
el de una vida mejor.
Que cuide nuestro Planeta
donde hemos de convivir.
Y a nuestra madre tierra
que no la deje morir.
Mujer apasionada,
Teresa de Jesús,
caminando cantabas
al ritmo de la cruz.
Con sencillas carretas
por senderos bajo el sol,
marcabas las siluetas
de una nueva fundación.
Dolores y pasiones
has tenido que sufrir.
No tenías razones
sino solo en Dios vivir.
Vives en el corazón
la fuente de esperanza,
la alegría del amor.
Tanto cuanto espera alcanza.
Monjitas del convento
de Teresa, mi patrona,
que nos dais tan buen aliento
hacia Dios que nos perdona.
Quiero seguir tus pasos
en silencio y oración,
porque conmigo hay tantos
que no conocen a Dios.
Te quiero dar las gracias
por guiarme hacia Jesús,
al verlos en mis mañanas,
en mis tardes ya sin luz.
Así crezco en mi vida,
Teresa, amiga mía,
pues marcho cada daía.
Tú eres siempre mi guía.
Tarde oscura,
se abre el cielo.
Subiendo por la ladera,
entre aquellos edificios
se prepara un sacrificio,
con una cruz de madera.
Tarde oscura,
se abre el cielo.
Y de piedra es el camino
que va recorriendo un reo,
entre insultos y abucheos,
y con corona de espino.
Tarde oscura,
se abre el cielo.
Y el reo es crucificado,
izado entre dos ladrones.
Con calma, uno de sus dones,
su corazón es atravesado.
Tarde oscura,
se abre el cielo.
Y tras la cruel tortura
clama al padre y no escuchado.
Y por muerte es enterrado.
Y pétrea es su sepultura.
Tarde oscura,
se abre el cielo.
Y después resucitó,
tras tres días enterrado,
a los cielos fue elevado,
y al final ya descansó.
Tarde oscura…
se abre el cielo
Muchas dudas, miedos, despedidas,
buscándote siempre para encontrar salida.
Una lucha interior,
vacío, inquietud, angustia, dolor.
Poniendo tantas cosas en el medio,
olvidándonos de Ti,
construyendo muros en un mundo
que grita con fuerza ¡Quiero ser feliz!
Intentando superar aquello que nos atrapa,
ríe, llora, disfruta, ama…
Porque cuando todo se va,
es difícil explicar lo que nos salva.
La Verdad nos hace libres,
el Amor gana la batalla,
sintiendo que muchas veces
es justo lo que nos falta.
Mira a tu alrededor de vez en cuando,
que la vida es el instante más preciado.
Rompe fronteras, vive sin miedo,
y nunca olvides que la fe te lleva al cielo.
Llueve, nieva, hiela y truena;
el cielo cubierto de negrura;
la superficie, a oscuras;
compases de una guerra.
Galopan raudos sin dejar huella,
resonando en tierra sus herraduras,
caballos montados de raza pura
por jinetes de tez siniestra.
Jinetes y ángeles pelean,
con feroz y divina ayuda,
para vencer sin duda alguna
a la infernal quimera.
El clamor de una celestial orquesta,
cuyas notas siempre perduran,
les guía en esta lucha,
por una nueva tierra.
Las almas pasan por la puerta,
algunas pesan, las impuras;
las otras son ligeras, plumas;
una balanza que las condena.
El inicio de una nueva era,
regida por la blancura,
de aquellas almas justas
que de amor daban muestra.