El Colegio Sagrado Corazón Corazonistas de Valladolid celebra el 26, 27 y 28 de mayo la Olimpiada Corazonista. Un acontecimiento que contará con la presencia de cerca de un millar de personas y que solo se celebra cada nueve años. Un evento que podrá realizarse gracias a la colaboración y ayuda de muchas familias del centro educativo vallisoletano.
Olimpiada Corazonista: familia, convivencia y deporte
La víspera del viaje es muy difícil conciliar el sueño. Mientras pasan las horas paso lista en mi cabeza de todo para que ningún detalle sea olvidado: la mochila con la ropa deportiva, la maleta con la ropa de cambio, los detalles para la familia, el colegio, las instalaciones… Hasta que al final el cansancio hace de las suyas y permite que descanse.
La mañana del viernes aparece junto al sonido del despertador. Creía que los nervios habían desaparecido pero no, ahí seguían. No quedaba más remedio que convivir con ellos hasta que quisieran marcharse.
Hoy, a diferencia de otros días en los que puedo acercarme solo a mi colegio, vienen mis padres conmigo. Allí nos reunimos unos cuarenta alumnos corazonistas que practicamos deporte en el cole. Con nosotros están los entrenadores y responsables del centro que emprenderán este viaje a Valladolid. ¡Sí, este año toca viajar a Valladolid para celebrar las XXXV Olimpiadas Corazonistas!
Un poco de historia.
Antes de continuar con el viaje debo explicarme un poco más sobre qué son nuestras Olimpiadas Corazonistas. Son un acontecimiento que reúne a la Familia Corazonista durante un fin de semana entero. Desde 1982 que se iniciaron no ha habido año sin que hayamos celebrado este acontecimiento. En 2017, y durante el fin de semana del 26 al 28 de mayo, Valladolid será la sede que acogerá su trigésimo quinta edición.
Las Olimpiadas tienen un objetivo claro: fomentar la convivencia corazonista por medio del deporte. Así de simple y, al mismo tiempo, así de complejo. Un reto bonito a la par que no exento de dificultades por todo lo que tiene de organización, gestión, personas implicadas, entidades colaboradoras…
Tres días de deporte y encuentro familiar donde las personas son los protagonistas de todo. Ellas son quienes dan sentido, vida y fuerza a los esfuerzos que implica poner en marcha este evento.
Ahora bien, ¿dónde está la clave para que año tras año las Olimpiadas Corazonistas gusten tanto entre los alumnos? Pues muy fácil: las familias.
La familia, elemento clave
Para mí, el elemento clave de una Olimpiada Corazonista salga adelante es disponer del respaldo de las familias. De nada sirve un equipo organizador si no hay personas que respalden el proyecto. En este sentido, las familias son importantes para el éxito de las mismas.
¿Por qué es fundamental el papel de las familias? En primer lugar por permitir que los alumnos de los diferentes Colegios Corazonistas de España acudan a la sede encargada de organizar las olimpiadas ese curso. En segundo lugar, por acoger a los deportistas que vienen al Colegio Corazonista organizador del acontecimiento.
Las familias son pieza clave en el desarrollo y realización del deporte que se organiza en todos los colegios de nuestro país. Sin ellas el deporte escolar pronto desaparecería. Es de agradecer, por lo tanto, los madrugones, las molestias para trasladarse a los campos de juego, la lucha contra el frío, el calor… Y todo este esfuerzo sabiendo que unos días se gana y otros no. Siempre sin dejar de animar, de educar y encontrar una oportunidad para vencer las dificultades…como la vida misma.
Pero las familias son importantes porque la acogida de los deportistas que acuden al colegio organizador es pieza clave de todo. Desde sus inicios la organización de las Olimpiadas Corazonistas ha rechazado el uso de hoteles o establecimientos similares para que los deportistas pudieran ir a ellos los días que dura la competición. La solución fue muy simple y, a la vez, complicada: serán las familias del Colegio organizador quienes se encarguen de recibir en sus casas a los deportistas que llegan de todas partes de España. De esta manera un acontecimiento deportivo se transforma en una oportunidad única de convivencia.
La convivencia, oportunidad única
Cuando una familia acoge a un deportista en su casa la vida de la familia se transforma para recibir, durante tres días, a ese alumno corazonista. Tiempo antes de llegar a la ciudad organizadora las familias se han puesto en contacto para darse a conocer. Cuando llega el día se produce algo milagroso: aunque nunca haya visto a la familia que me acoge, la sensación que tengo es de haber estado con ellos antes. ¿Por qué me siento así? Pues porque quizás la Olimpiada Corazonista lo favorece, lo fomenta.
Llegar a la casa que acoge puede parecer extraño pero enseguida se deja a un lado cuando su casa se convierte en tu casa por unos días. Eres el centro de atención pero, a la vez, notas que todos, absolutamente todos, respiráis el mismo espíritu corazonista, los mismos colores (aunque cada uno en su colegio). Por ejemplo, cuando juegas contra otros colegios corazonistas tu nueva familia te apoya y anima como si ya fueran de donde has venido. Es una sintonía de corazones.
Esta convivencia familiar se da, además, en otros momentos importantes. A lo largo del fin de semana nuestros padres, si han podido viajar, tienen la ocasión de conocer y compartir tiempo con la familias que acoge. Ellos dormirán en un hotel, la mayoría de las veces, pero podrán estar con los padres que han recibido en su casa a su hijo deportista. También habrá oportunidades para poder convivir con familias del propio colegio organizador y compartir tiempo con los deportistas acogidos por ellos.
De esta manera podremos estar deportistas de Madrid en casa de una familia de Valladolid pasando una tarde de ocio con otras familias con deportistas de Zaragoza, San Sebastián, Vitoria… ¡¡Esa es la clave: no importa el lugar de procedencia pues todos haremos lo posible para que cada uno se sienta a gusto, como una familia que siempre ha estado ahí!! Y no solamente ha estado sino que estará, pues una vez finalizadas las olimpiadas el contacto y relación entre las familias suele durar años y años.
Y por supuesto, deporte
He hablado mucho de la convivencia como elemento clave. Sin embargo, los deportistas acuden a la Olimpiada Corazonista para practicar un deporte. Esa es otra de las razones por que 300 deportistas se juntan en Valladolid este año: para jugar entre ellos.
Los deportes que se practicarán son tres: baloncesto, balonmano y fútbol sala. En baloncesto las modalidades serán tanto masculina como femenina, mientras que en los otros deportes será, por el momento, solo masculina.
De cada colegio corazonista acuden dos o tres equipos para participar en las diferentes disciplinas mencionadas. A través de un sistema de liguilla se va compitiendo para ir viendo quién es el ganador de cada modalidad.
Desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana, los campos deportivos del colegio se llenan de partidos y deportistas dando lo mejor de sí mismos, defendiendo sus colores.
Finalmente, alcanzados los objetivos, llega el momento de la recompensa por el esfuerzo. Las medallas y trofeos son el justo premio a las ganas puestas en cada partido. De todos los premios, regalos y trofeos hay uno que destaca sobre los demás, no solo por el tamaño del mismo (es el trofeo más grande que se entrega) sino por lo que significa para todos. Es el trofeo a la deportividad.
Si algo busca la Olimpiada Corazonista es educar a través del deporte. Por este motivo el trofeo más importante es, precisamente, el que se otorga al Colegio con la mejor participación de todos. Mediante un sistema de puntuación dado por entrenadores y árbitros, el equipo que obtiene más puntos en esta categoría es quien se lleva el trofeo. Así, un equipo podrá perder todos sus partidos pero, por actitud, respeto y esfuerzo llevarse el Trofeo a la Deportividad.
Allí nos veremos
Como ves, así son las Olimpiadas Corazonistas: días precedidos por los nervios del viaje, la familia que acoge, la competición, las ceremonias de inauguración y clausura como justo homenaje a los participantes, música, deporte, convivencia… Ingredientes todos ellos de un acontecimiento único que pone en el mapa Corazonista a un colegio por año. Este nos toca a nosotros, a Valladolid, del 26 al 28 de mayo.
¡Ah, se me olvidaba! Me llamo Mario, tengo 37 años. Soy antiguo alumno corazonista, padre de alumnos corazonistas y aún recuerdo mi paso por las Olimpiadas Corazonistas. Este año, como todos los años, tampoco me perderé el encuentro. ¡Allí nos veremos!
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