Ana Alonso Sanz: "La gamificación potencia el desarrollo de las habilidades cognitivas, emocionales y sociales" Entrevista Ana Alonso Sanz Psicóloga infantojuvenil en OrientaMedia

Ana Alonso Sanz: «La gamificación potencia el desarrollo de las habilidades cognitivas, emocionales y sociales»

Ana Alonso Sanz: «La gamificación potencia el desarrollo de las habilidades cognitivas, emocionales y sociales»

Entrevistamos a Ana Alonso Sanz, Psicóloga infantojuvenil en OrientaMedia, sobre los riesgos del uso del móvil en el aula y la gamificación como método efectivo de aprendizaje

Según estudios, aplicar la gamificación en el aula puede aportar beneficios innovadores en el aprendizaje de los alumnos que pueden llegar a crear experiencias únicas y motivadoras en ellos y su formación profesional y personal.

Pero, ¿qué piensan los profesionales de la salud al respecto? Hablamos con Ana Alonso Sanz, una amante de la educación, la psicología y los niños. Maestra de educación infantil, posee el Máster en Psicología Clínica y Psicoterapia Infantojuvenil y actualmente trabaja como psicóloga infantojuvenil en colaboración con el gabinete psicopedagógico OrientaMedia en Valladolid. Entre sus innumerables tareas  se encarga de la evaluación y valoración de las necesidades de los niños en el entorno escolar, la gestión e intervención psicoterapéutica ante las necesidades o dificultades de los menores de edad, la reeducación para niños con necesidades de aprendizaje y otras funciones ligadas a la orientación y asesoramiento familiar.

¿Por qué es interesante introducir la gamificación en el aula?

La gamificación es una estrategia metodológica que tiene grandes beneficios en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Bajo mi opinión, el más positivo es el favorecimiento de un desarrollo integral. A través de la gamificación, no solo se consigue que la motivación de aprendizaje sea intrínseca, sino que el alumno desarrolla un papel activo en su propio proceso de aprendizaje. Además, es una estrategia que potencia y pone en marcha el desarrollo de sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales.

Ana confirma que cada vez son más los estudios psicológicos y clínicos que demuestran y verifican los beneficios que aporta la gamificación en el proceso educativo y evolutivo del menor. “Generalmente la respuesta del alumno cuando se introduce un proceso de gamificación en su aprendizaje es positiva, muy positiva”, asegura la profesional.

Muchas familias y centros educativos tienen cierto miedo a que los niños se limiten al “juego” y la competición durante el proceso. ¿Hay un desarrollo más rápido y eficaz de la enseñanza o, por el contrario, se da una distracción en los mismos?

La herramienta más potente para motivar a alguien a conseguir algo es utilizar un valor importante para esa persona. El juego es uno de los valores más importantes para un niño o una persona en desarrollo, incluso para los adultos. ¿Por qué no utilizar ese valor como recurso o herramienta para fomentar y potenciar su propio aprendizaje?

Respecto a si los juegos son de carácter competitivo o colaborativo, equilibrarlos sería la mejor manera de potenciar las habilidades, puesto que el juego colaborativo nos permite desarrollar habilidades sociales y el competitivo nos permite desarrollar procesos cognitivos personales como la velocidad de procesamiento, por ejemplo.

Y más miedos, en este caso de docentes y colegios. ¿Están todas las materias escolares preparadas y adaptadas para su introducción y aprovechamiento?

Considero que actualmente no es así. La asignatura de Educación Física puede que esté más adaptada que otras. Sin embargo, podría ser un proceso progresivo en el cual todas las asignaturas consigan instaurarlo en su metodología, aunque no sea de manera total y se combine con otras nuevas estrategias metodológicas.

¿Ves conveniente introducir en esta gamificación tecnologías como el móvil o, incluso, nuevas herramientas pedagógicas innovadoras como creación de apps o la IA? ¿O no estamos preparados para ello?

De acuerdo a todo lo expuesto anteriormente, podría ser beneficioso utilizar la gamificación con las nuevas tecnologías a través de juegos interactivos o apps que se pudieran llevar a cabo en el aula con la participación de todos y siendo un uso guiado siempre por el educador. Controlando y limitando el tiempo de las mismas, permitiéndolas ser solo una parte del proceso de educación.

Muchos retos por delante pero con infinitos beneficios para el alumnado.

 Ana Alonso Sanz, Psicóloga infantojuvenil en OrientaMedia

Ana Alonso Sanz también ha querido conversar con nuestra comunidad educativa acerca de la introducción del móvil en el aula. Como decía anteriormente la experta su uso con un “control y limitación de tiempo” podría llegar a ser muy beneficioso para los alumnos. Entonces, ¿móvil en las clases sí o no?

“En primer lugar, me gustaría poner en contexto las posibles consecuencias que puede tener el uso del móvil y pantallas para una persona que se encuentra en edad de desarrollo”, comienza Ana. “Es cierto que, para que una sociedad avance, se desarrolle y, por lo tanto evolucione, ha de adaptarse a las nuevas situaciones y circunstancias que se presentan. Para la evolución, es condición necesaria el cambio, lo que se conoce como el ‘efecto Flynn’, en el cual, las generaciones nuevas son un poco más inteligentes que las anteriores. El problema es que, el galopante desarrollo de las TICs, no va acompañado del crecimiento psicológico. Nuestro cerebro no es capaz de adaptarse con la misma rapidez y facilidad que lo han hecho las nuevas tecnologías. De hecho, las últimas publicaciones sobre la relación entre la inteligencia de los jóvenes y el uso de los dispositivos electrónicos afirman que, nos encontramos ante la primera generación de la historia significativamente menos inteligente que la anterior (padres no digitales). Esto se debe a que la demanda que exige el medio es excesivamente superior a los recursos que disponemos”, asegura la psicóloga infantojuvenil.

La profesional clínica está convencida de que “no es tanto la herramienta (el móvil o cualquier dispositivo) como el tiempo de uso que se tiene con él”. “Cuando usamos pantallas digitales, nuestro cerebro percibe una gran cantidad de estímulos que tiene que procesar. Esta sobreestimulación, lejos de potenciar, produce dificultades en las personas y, más aún en las de desarrollo, que se encuentran en plena maduración anatómica y funcional del cerebro. Esto se traduce en problemas de atención (el cerebro no percibe y procesa adecuadamente la información que necesita), memoria (el cerebro ya no necesita recuperar o almacenar la información por la disponibilidad de la misma en internet), habilidades sociales (cuanto más tiempo paso con el teléfono, Tablet, PC, más aislamiento se produce), flexibilidad (generación de recursos y alternativas), baja tolerancia a la frustración (refuerzos inmediatos), riesgo de aparición de conductas de riesgo (accesibilidad), entre otras”. Por otra parte, insiste: “me gustaría dejar claro, que el peligro no se encuentra en las nuevas tecnologías, sino en el uso y el tiempo que se le dedica, por los motivos ya justificados”.

Ana también considera importante la regulación legal del uso del móvil en el aula. “Debido a los motivos anteriores y las consecuencias que pueden tener, y con el fin de proteger al menor y su desarrollo, parece necesaria una regulación del uso y del tiempo aplicado. Teniendo en cuenta que las nuevas tecnologías y el uso de las mismas están ya instaladas en nuestro día a día, limitar en las aulas educativas el uso del móvil, facilitaría, no solo esa regulación, si no que el menor también pueda vivir las contingencias naturales que se dan. Esto permite que el alumno pueda estar en el momento presente y permitiríamos al cerebro desarrollarse con sus ritmos y recursos naturales. No supone demonizar las nuevas tecnologías sino regularlas para establecer una relación sana con las mismas. Quizá a través de pantallas interactivas, visionado de vídeos, búsqueda de artículos de interés, quizzes, entre otras, con el fin de que el docente pueda dinamizar las clases y facilitar el aprendizaje. En este caso, se trata de un uso de las mismas de carácter colectivo y en beneficio del grupo de estudiantes, contrario al uso individual del móvil”, concluye.

Ana Alonso también remarca que la prohibición total del mismo “crea reactancia motivacional de por sí, y si, la persona o la sociedad, no entiende la medida, buscará otros recursos o alternativas para seguir haciéndolo. O lo que es lo mismo, lejos de controlar y regular el uso, cuando llegue a casa, lo usará de manera más excesiva. Considero que, crear programas de concienciación y regulación del tiempo del móvil, podría permitir a familias y colegios, analizar de manera conjunta la situación idiosincrática y tomar una decisión sobre el uso de las mismas, priorizando siempre el bienestar y la protección del menor”.

“La divulgación de los conocimientos relacionados con las TICs y el desarrollo con el fin de crear conciencia, podría ser una medida más útil y funcional para mitigar el desarrollo de consecuencias y riesgos”

Pero, ¿cómo podemos ayudar a los adolescentes y niños a encontrar ese límite que no dificulte su aprendizaje, sino que, al contrario, el uso del teléfono le beneficie?. Ana insiste en que la manera idónea es “crear conciencia de los diferentes riesgos y problemáticas a las que se exponen, así como a utilizar de manera adecuada la inteligencia artificial. Las familias también pueden establecer contratos de uso del dispositivo móvil en los cuales se establezca un horario de utilización del mismo o hacer uso de las apps existentes para controlar su uso. En esta medida, incluiría a los padres también, pues sería incongruente limitar el tiempo de móvil al menor mientras le mostramos el modelo contrario (uso ilimitado)”. 

Igualmente, recalca que es importante tener en cuenta que “potenciar y desarrollar sus habilidades, personales, emocionales y sociales, es un factor de protección para el establecimiento de límites, el respeto a su privacidad, intimidad e integridad”. Y es que todos estos términos son unos de los tantos, y conocedores, que temen las familias: “Los riesgos y peligros por desgracia no son pocos. Por ejemplo, el mal uso de las redes sociales, el ciberacoso y acoso escolar, la información falsa, la adicción, el acceso a pornografía, material violento… etc. Cuanto más pequeña o inmadura es la persona a nivel evolutivo, más vulnerabilidad de afectación de las problemáticas derivadas”, asegura Ana. Por ello, termina indicando la importancia de la presencia activa y amable de los padres en la introducción cotidiana de la utilización del teléfono en los jóvenes: “Entiendo que, en el caso de haber consentimiento, la decisión debe ser consensuada entre familias y colegios, identificando las necesidades que se plantean y priorizando siempre el bienestar y protección del menor”.